BUSCO PALABRAS
Trepando por las quebradizas oquedades de las paredes
y el elástico vacío de los segundos ociosos
y hastiantes del autobús,
ansío palabras para conmover y horadar
la superficie de una inquebrantable parte
de lo subyugante y dañino.
Palabras suaves, como cubiertas de plumas,
que dejen la tráquea áspera y taponada,
con un sopor confuso y el paladar
lleno de barbas sedosas,
adheridas a las paredes de la laringe
como parasitarias lapas hambrientas.
Pero palabras, al fin.
O palabras iracundas
o malsonantes,
pero que no derramen la indiferencia
como escanciando una bebida translúcida
y con regusto dulzón.
Busco palabras con las que gritar ante lo cruel.
Aunque no guarden las formas
ni la corrección de los manuales de estilo.
Busco palabras que no imposten el gru gru gru
del murmullo de fondo de los entierros.
Busco palabras linterna,
palabras fosa,
palabras limpias,
palabras brocha,
palabras torpes,
palabras desordenadas,
onomatopeyas y chasquidos varios,
interjecciones joviales y formalismos de andar por casa;
y hasta pseudopalabras disfrazadas de palabras trendy.
Compro cualquier palabra.
A cualquier precio.
Las necesito todas.
Ninguna me sobra.
Ninguna me basta.
Ninguna me basta.
Ninguna me sobra.
LIDIA SANTIAGO CALAHORRO
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